El fuego afectó una extensa superficie de campos, cañaverales y pastizales, y demandó aproximadamente dos horas y media de intenso trabajo para ser controlado y extinguido. Las condiciones climáticas viento y malezas secas favorecieron la rápida propagación de las llamas, generando múltiples focos activos.
Las tareas se realizaron con equipos de ataque rápido, cisternas y autobombas, pero gran parte del operativo debió llevarse a cabo a pie, utilizando mochilas forestales, debido al difícil acceso del terreno, que incluye canales con agua y sectores pantanosos.