La ausencia de Loan en Corrientes remite directamente a la de Bruno Gentiletti en Rosario: la misma búsqueda desesperada, el temor al paso de los días sin novedades sobre el paradero, las versiones cruzadas que confunden. Se experimenta el dolor, tan parecido al otro, de pensarlo lejos y desamparado. La conexión es inevitable y renueva la desazón y la impotencia de saber que Bruno no está con sus familiares y amigos.
Marisa Olguín, la mamá de Bruno, atraviesa un tiempo de decaimiento emocional que le impide exponerse como lo hizo a lo largo de estos 27 años que transcurrieron desde la desaparición de su hijo. “Esto te carcome el cuerpo y el alma”, explica sobre su estado, como si fuese necesario aclarar los efectos arrolladores de una vivencia tan extrema.
“En estos casos, dar notas nos hace muy mal, estamos siguiendo momento a momento lo que pasa. Vemos que siempre pasa lo mismo, que se plantan huellas o cosas para distraer, que no se puede confiar en nadie. Y así el tiempo pasa y los chicos no se encuentran y es terrible. Nosotros hemos trabajado mucho en su momento para que esto no pasara. No cierran fronteras, no cuidan nada y hasta que llega el alerta Sofía, ya pasó todo”, lamentó.
“Yo sé que buscaron, pero siempre se llega tarde a todo”, insistió conmovida. “Que lo encuentren a Loan, no quiero que haya otra familia viviendo en la incertidumbre. Es horrible estar esperando”, manifestó.
“Parece que nuestra experiencia no le sirvió a nadie porque siguen haciendo las cosas mal”, destacó haciendo referencia a la lucha que encaró durante todos estos años, removiendo estructuras y poniendo la problemática en los escritorios más poderosos, pero, fundamentalmente, en la calle.
En ese sentido, profundizó: “El alerta Sofía es inmediato, cada vez que pasa algo así y vemos cómo se manejan, decimos ¿para qué nos expusimos, para qué viajamos tanto, hablamos con representantes para que hagan esto y lo otro? Cuando te necesitan te piden apoyo, para hacer una ley que después no la van a cumplir”, dijo y agregó al respecto: “Ayer veía cómo detenían y abrían los autos, ¿por qué no lo hicieron en el momento? En ese lugar tampoco se podía confiar en nadie. El alerta Sofía se activó recién al otro día, mandaron la búsqueda pero nada en las fronteras, nada de revisar los autos desde el primer momento, no dejar pasar a nadie. Ese era en el momento”.
Marisa comentó que algunas personas le consultaron si se había comunicado con los padres de Loan para solidarizarse. La mamá de Bruno fue contundente: “¿Para qué si no podemos ayudar? ¿Qué le vamos a decir? ¿Que hace años buscamos a nuestros hijos y no podemos encontrarlos y agregarles más dolor? No podemos ayudarlos, no sabemos cómo. ¿Qué le vamos a decir a ellos, que somos papás que hace veintipico de años que buscamos a nuestros hijos?”.
Para esta mujer que se pasó la vida siguiendo pistas que la llevaran al encuentro con su hijo perdido a los 8 años, lo único que puede hacer a favor de la familia Peña es simple: “Los ayudamos compartiendo su foto y rezando por Loan y para que esta familia no forme el grupo que formamos nosotros”.
¿Cuántas personas se buscan en Santa Fe?
Tal cual como sucedió con Loan, en la provincia santafesina, se perdieron tres chicos que aún son buscados, de acuerdo a lo informado por la Secretaría de Derechos Humanos. Uno de ellos, es Bruno. Los otros son Axel Ledesma, desde 2008 y Maximiliano Sosa, desde 2015.
En 2020, se efectuó una reconstrucción de la imagen de Bruno, buscando el parecido más cercano al que tendría ahora, con 35 años.
¿Dónde está Bruno?
Bruno tenía 8 años y vivía en Las Rosas al momento de su desaparición. Ese domingo 2 de marzo de 1997 vino a Rosario, junto a sus padres y hermanos, a disfrutar el día en el balneario La Florida. Al llegar, abrieron la sombrilla y se instalaron en la playa. Los dos hijos más grandes se fueron a nadar con el padre Claudio, Marisa y sus tres hijos menores se quedaron en la orilla. Bruno les avisó que el agua estaba sucia y que él se había olvidado sus tapones para los oídos. Hacía poco tiempo lo habían operado de sus oídos, no podía meterse a la pileta, bañarse o nadar sin sus tapones. Era obediente y respetaba la orden médica de mantener secos sus tímpanos.
En un momento, los chicos le dijeron a su mamá que se iban a unos juegos que solían estar en el balneario. Marisa aprovechó para armar el almuerzo, sabiendo que a 100 metros estaban Gisela, Franco y Bruno y el resto de la familia, en el agua.
Media hora después los llamó a todos para comer y fue cuando comenzó una búsqueda de la que se cumplieron 27 años. Bruno no estaba en el tobogán, tampoco en el estacionamiento de enfrente, ni en ningún rincón del predio. Tras la denuncia y la ausencia de testimonios, comenzaron a rastrear en las profundidades del Paraná, Bruno no estaba y su mamá sospechaba que ahí no lo iban a encontrar porque ese día su hijo se había olvidado los tapones para proteger sus oídos.
Tres meses después, la Justicia dispuso que se rearme el último momento en que vieron a Bruno. Sus hermanos a Franco y Gisela dijeron que Bruno llegó a la zona de juegos y un hombre y una mujer le dijeron que el tobogán estaba cerrado. Corrió a contarles e insistió en ir igual, pero ellos se quedaron en la cama elástica y Bruno fue solo.
Un mes después de la desaparición de su hijo, Claudio y Marisa viajaron a Buenos Aires y corroboraron que Migraciones no contaba con la denuncia de desaparición de Bruno. Ellos se encargaron de hacerla para evitar que puedan sacar al niño del país.
La búsqueda de Bruno no se detuvo. Sus padres viajaron a cada provincia donde alguien decía haber visto a un niño con las características similares a la de él. En casi 27 años, hicieron dos reconstrucciones de rostro para compartirle a la sociedad una imagen actualizada de Gentiletti.
A poco de cumplirse un nuevo aniversario de la ausencia sin rastros de Bruno, la recompensa por aportar datos de su paradero aumentó a 5 millones. Quienes tengan esa información, deben comunicarse a la línea nacional 134 o enviar un email de carácter confidencial a denuncias@minseg.gob.ar
FUENTE: ROSARIO 3 Y RADIO2 ROSARIO