Después de varios días de tirantez y declaraciones cruzadas, este martes asomó un principio de solución para destrabar el conflicto que se suscitó entre la comuna de Oliveros y el gobierno provincial por la obra de desvío de la ruta 91. Luego de un encuentro con el presidente comunal Martín Calori en el que acercaron posiciones, Vialidad Provincial conminó al responsable técnico de la empresa Vialagro SA que comparezca ante la comuna para regularizar la situación administrativa de la obra.

Calori tomó este gesto como una señal de buena voluntad y, para aflojar tensiones, ordenó levantar provisoriamente por diez días la clausura que pesaba sobre el obrador de Vialagro, por lo que mañana miércoles se retomarán los trabajos que buscan construir una nueva traza de 6.400 metros para el acceso del tránsito pesado a las terminales portuarias de Timbúes.

El viernes pasado el juez de Faltas de Oliveros, Federico Martínez, y el apoderado general de la comuna, Sebastián Darrichón, le pusieron la faja de clausura a esta estratégica obra sobre la cual el gobierno provincial tiene especial interés. Los funcionarios plantearon desde un primer momento que la empresa contratista estaba fuera de regla ya que no había presentado ninguna documentación para obtener la habilitación. Principalmente se ampararon en el artículo 41° del pliego de licitaciones que aclara que “todos los trabajos y/o gestiones que fuera menester realizar ante cualquier dependencia pública (Nacional, Provincial o Municipal) y/o privada, necesarios para el desarrollo normal de las Obras, correrán por cuenta de la Contratista sin que este pueda reclamar pago directo alguno por tales trabajos y/o gestiones”.

Vialidad le dio la razón a las autoridades de Oliveros y mandó al ingeniero Santiago Vallejos, responsable técnico de los trabajos, a que se presente en la comuna para regularizar la situación. Tiene diez días para hacerlo, período durante el cual la empresa además podrá continuar con la obra.

La obra del desvío de la ruta provincial 91 es un proyecto pensado originalmente para aliviar las molestias del tránsito pesado a los vecinos de Villa La Ribera, a quienes en época de cosecha gruesa la vida se les vuelve un infierno.

La nueva traza tendrá 6.400 metros de extensión y nacerá 3,5 kilómetros antes del ejido urbano. Se construirá una rotonda sobre la 91 para que los camiones que viajan hacia los puertos de Timbúes se desvíen con sentido noreste y sigan hasta el camino Cacique Mangoré, casi a las puertas de la empresa Renova.

A los ingenieros les espera la difícil tarea de resolver distintos obstáculos para extender el camino: la autopista Rosario-Santa Fe (se utilizará un antiguo puente que necesita readecuación), el ferrocarril Belgrano, la ruta nacional 11 y el río Carcarañá.